El verano 2020 está siendo tan atípico como la primavera que lo precedió, de eso no cabe duda. De lo que tampoco dudamos es de la necesidad de seguir fomentando un correcto autocuidado, e invitar a extremar las precauciones a aquellas personas que deciden ir de vacaciones, con todas las restricciones existentes para disfrutar del merecido período de descanso.
Es habitual repasar cada año por estas fechas los indispensables del botiquín de vacaciones, aquellos productos que sí o sí deben ir en el maletín del viajero para prevenir complicaciones y estar preparados para resolver imprevistos; la Asociación para el Autocuidado de la Salud (ANEFP) ya lanzó su botiquín de verano hace unas semanas. Vamos a hacer el repaso de aquellos productos habituales en estas situaciones… y añadiremos otros objetos muy conocidos y más particulares de este año, del que será recordado por muchas personas como «el verano de la COVID-19».
- Protección solar (y aftersun). El sol veraniego es uno de los grandes alicietes para viajar, pero también puede ser traicionero si no se toman las precauciones adecuadas. Proteger la piel de la radiación ultravioleta es la principal herramienta de la que disponemos para reducir el riesgo de cáncer de piel. Y el aftersun ayuda a rehidratar la piel tras la exposición al sol.
- Kit de primeros auxilios. Los accidentes, caídas, cortes y golpes nos acechan durante todo el año cual espada de Damocles, y el verano no va a ser una excepción. Conviene tener siempre a mano una serie de productos básicos para tratar las heridas más habituales: apósitos, gasas, antisépticos, crema antibiótica, pomadas antiquemaduras… además de tijeras, pinzas y otros instrumentos que pueden ser de gran ayuda en algunas ocasiones.
- Medicamentos específicos para pacientes crónicos. Por obcecarse en preparar un botiquín completo, de acuerdo a las pautas comunes de todos los viajeros, no hay que despistarse y olvidar que los pacientes crónicos deben tener siempre a mano, y en las condiciones de conservación adecuadas, su medicación pautada y de rescate, ya sea la insulina y el glucagón en diabetes, el inhalador en el asma…
- Analgésicos y antiinflamatorios. Pueden ayudar a tratar dolores ocasionales o síntomas febriles, siempre que se consuman en las concentraciones admitidas para ser dispensadas sin receta (salvo que se disponga de prescripción del profesional).
- Específicos COVID-19. Este verano va a ser atípico en muchos sentidos, y eso también afectará al botiquín. Será necesario tener a mano mascarillas limpias para prevenir la propagación del virus y gel hidroalcohólico para limpiarnos las manos cuando no tengamos agua y jabón, para reducir el riesgo de contagio de coronavirus.
Con unas adecuadas prevenciones, un botiquín completo y la precaución siempre por bandera, no hay motivos para que no podamos disfrutar de unas vacaciones un tanto diferentes.