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El pasado 8 de julio, con motivo del Día Mundial de la Alergia, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) publicó un Punto Farmacológico sobre la enfermedad alérgica y farmacoterapia. Según la Organización Mundial de la Alergia (WAO, por sus siglas en inglés), el 20% de la población global padece alguna clase de…

El pasado 8 de julio, con motivo del Día Mundial de la Alergia, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) publicó un Punto Farmacológico sobre la enfermedad alérgica y farmacoterapia. Según la Organización Mundial de la Alergia (WAO, por sus siglas en inglés), el 20% de la población global padece alguna clase de alergia, y se estima que estos porcentajes continúen creciendo durante los próximos años.

Pero, ¿qué es la alergia?

La alergia se engloba dentro de las reacciones de hipersensibilidad, o respuestas excesivas a antígenos ambientales generalmente no patógenos, referidos como alérgenos; estas reacciones pueden provocar enfermedades graves. Recientemente, durante la Semana Mundial de la Alergia, la WAO puso los focos de la concienciación sobre la anafilaxia, una reacción alérgica grave que puede resultar letal.

La alergia se puede presentar a través de diferentes manifestaciones clínicas, como pueden ser la rinitis, la dermatitis atópica o el asma. Las enfermedades alérgicas pueden afectar por tanto a diferentes partes del cuerpo, siendo algunas de las más habituales el aparato digestivo (alergias alimentarias), el aparato respiratorio (cuando los alérgenos acceden al organismo a través de estas vías), o la piel (urticaria).

El papel de la farmacia comunitaria

La farmacia comunitaria, en su rol más asistencial, tiene un papel muy trascendente que desempeñar en el abordaje de la alergia, que el CGCOF define en su Punto Farmacológico como «una auténtica epidemia no infecciosa en los países desarrollados en el siglo XXI». ¿En qué aspectos de la enfermedad puede prestar servicio el profesional de la farmacia?

  • Adherencia terapéutica. Las enfermedades alérgicas suelen ser procesos crónicos que requieren un tratamiento farmacoterapéutico para su control. Aunque generalmente se trata de medicamentos de prescripción, la mayoría de medicamentos para el tratamiento de las manifestaciones y síntomas alérgicos están calificados para su dispensación y uso extrahospitalario, lo que convierte al profesional de la farmacia en un agente clave para optimizar los resultados del tratamiento a través de servicios asistenciales como el Seguimiento Farmacoterapéutico (SFT) o consejos para el correcto manejo de inhaladores.
  • Contribuir a la detección precoz. El profesional farmacéutico se encuentra en muy buena aposición para observar en sus pacientes señales de una enfermedad alérgica si, por ejemplo, solicitan con cierta frecuencia medicamentos o productos OTC para el alivio de síntomas respiratorios. En estos casos, podría ser conveniente una derivación a su médico de atención primaria.
  • Educación sanitaria y prevención. Dependiendo de la naturaleza de la enfermedad y de los alérgenos que la desencadenan, se pueden ofrecer diferentes consejos desde el mostrador para prevenir complicaciones y mejorar la sintomatología del paciente. Por ejemplo en el caso de alergias ambientales a pólenes, es recomendable conducir con las ventanillas subidas y cerrar las ventanas de la casa en horas de sol; en alergias a picaduras de insectos, se puede recomendar el uso de repelentes; o pedir la carta de alérgenos en restaurantes en el caso de alergias alimentarias.

También es importante ayudar al paciente a identificar los signos de alerta de la anafilaxia, y enseñarle cómo actuar en caso de presentarse dicha situación, que puede resultar letal.

La farmacia comunitaria tiene mucho que decir en el panorama sociosanitario, y su papel en una problemática sanitaria de tanta prevalencia como son las enfermedades alérgicas puede resultar de gran trascendencia para la salud de la ciudadanía.

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